¿Has escuchado esa frase alguna vez? Se atribuye al fundador de Facebook Mark Zuckerberg y, sea efectivamente suya o no, debemos tenerla en cuenta. “Hecho es mejor que perfecto” nos dice que más vale terminar algo que dejarlo sin acabar porque no está perfecto. Digamos que la perfección nos impide, muchas veces, avanzar. Esto varía, lógicamente, según la personalidad de cada uno y según el trabajo en sí, pero es una buena base sobre la que reflexionar. ¿Eres perfeccionista? Quédate con nosotros.
¿El perfeccionismo es bueno o malo?
Como seguro que habrás apreciado en más de una ocasión, el perfeccionismo puede ser muy bueno. Muchas personas lo identifican como una buena cualidad de sí mismas, y es que puede ayudarnos a mejorar en infinidad de situaciones. Sin ir más lejos, el afán de mejorar es lo que te ha llevado a querer prepararte unas oposiciones, para tener un mejor trabajo, por ejemplo.
Sin embargo, muchas veces nos quedamos enganchados en la mejora interminable de alguna cosa.
A algunas personas les sucede por miedo a terminar (por lo que implique el hecho de finalizar algo, quedarse sin nada que hacer o tener que pasar a alguna tarea que temen). A otras, si tienen que presentarlo ante alguien, por miedo a que no esté lo bastante bien realizado. En el caso de los temas de oposiciones, puede haber muchas razones por las que nunca nos parece que estén perfectos, así que, si te sucede, debes analizar por qué. Podría ser que, una vez adquirido nuestro temario, decidas hacer tus resúmenes, esquemas, tarjetas de estudio, etc., para poder repasar.
El hecho de que consideres que tus resúmenes aún no están bien podría estar evitando que te dedicaras a estudiar, por ejemplo. Otro caso es el de la persona que piensa que su temario está incompleto y trata de buscar siempre más y más información. Debes quedarte tranquilo, porque el temario lo realizan profesionales y está actualizado.
Mención aparte para aquellos que creen que siempre podrían estudiar un poco más: la realidad es que hay un límite de horas que puedes dedicar, que es diferente en cada persona. Además, necesitas descansar. No estás siendo un mejor opositor por forzarte más allá de lo que puedes rendir.
Observa tu realidad
Hay muchos ejemplos más que podríamos poner, pero la realidad es que la mayor parte de las veces tratamos de evitar un posible fracaso. Si crees que no llevas bien preparado un tema y te quedas atascado en él, no dejas tiempo para los demás y, al final, realmente has dejado de estudiar algo que podrías haber estudiado. Esto hace que aumenten tus posibilidades de suspender y es probable que hasta decidas no presentarte por pensar que no has estudiado lo suficiente.
Cuando creas que estás siendo perfeccionista, debes detenerte y observar si está siendo más beneficioso o más perjudicial para tus propios intereses. Tendemos a actuar con el piloto automático y repetir patrones de conducta y, a veces, si nos detenemos un momento, podemos ver claramente si esa acción en ese justo momento, es apropiada o no.