No serías ni el primero ni el último opositor si nos dijeras que crees que es mejor dar un empujón a tu estudio durmiendo un poco menos los últimos meses antes de examinarte. Es nuestra obligación decirte que esto es contraproducente y queremos explicarte la importancia que tiene el dormir bien durante tu proceso de estudio de oposiciones. Quédate con nosotros a conocer por qué.
¿Cuánto y cómo hay que dormir?
Una persona adulta sana necesita dormir alrededor de 7 horas diariamente. Aunque cada persona es un mundo, esta es una recomendación bastante generalizada y no deberías alejarte mucho de ella.
Además, de cuánto hay que dormir, nos interesa cómo dormimos. Cuando te sientes a estudiar por la mañana, necesitas haber descansado apropiadamente, así que debes asegurarte de que tienes unos hábitos adecuados.
Lo ideal es que tengas un sitio cómodo para descansar. Si tu cama no es cómoda, en cuanto te sea posible deberías cambiarla o adaptar algunos de los elementos que te dificulten el descanso. Puede ser una almohada muy alta o baja o que el colchón sea duro o blando. Puedes cambiar el somier, que es algo más asumible, o añadir un sobrecolchón para hacer más confortable tu colchón.
Por otra parte, no deberías tener interrupciones, así que, si lo necesitas, utiliza tapones de oídos. No te impedirán escuchar tu despertador, no te preocupes.
Si al acostarte le das muchas vueltas a lo que te preocupa, debes tratar de iniciar un buen rato antes una rutina diaria que te permita relajarte. Esta rutina debe incluir una cena ligera y temprana que te dé tiempo a hacer la digestión y evitar tomar bebidas estimulantes a estas horas. Debes ir dejando de usar pantallas al menos una hora antes, no ver noticias que puedan perturbarte ni escuchar sonidos demasiado altos (televisión o música).
Te recomendamos una ducha relajante y unos estiramientos antes de dormir. Una infusión relajante también te ayudará, pero recuerda tomarla un buen rato antes, para que este líquido no te haga levantarte para ir al baño recién acostado, cuando deberías estar descansando plácidamente.
Y ¡no olvides hacer la cama cada día y cambiar las sábanas periódicamente! Muchas personas no le dan la importancia que merece a una cama recién hecha y limpia, pero incide directamente en el descanso. Recuerda también que la habitación debe estar a una temperatura adecuada y bien ventilada.
¿Y si duermo menos?
Dormir menos o dormir mal puede tener consecuencias muy negativas. Para empezar, puedes estar cansado, de mal humor, sin motivación e incluso tener más hambre o a horas que no sueles tener.
Necesitas un equilibrio y una estabilidad durante todo este tiempo, así que no puedes permitirte desajustes en la alimentación ni altibajos emocionales y de energía.
Dormir menos para repasar el día antes del examen es, además, “peligroso” en el sentido de que podrías acudir a examinarte con menos reflejos de los habituales y ser más lento al responder. También podrías tener menos claridad mental y no ser capaz de leer correctamente una pregunta y que esto te haga contestarla mal.
Está claro que los riesgos a los que te expones merecen la pena un esfuerzo en gestionar una buena rutina para dormir bien. ¿Te animas a ponerla en práctica?