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Mejora tu atención en el estudio de oposiciones

Si el otro día tratábamos cómo podías protegerte de las distracciones para rendir al máximo en tu estudio, hoy vamos a profundizar en la capacidad de atención, algo fundamental en este proceso y sin lo cual no podríamos conseguir aprobar. Necesitamos centrar nuestra atención en los contenidos que queremos comprender y memorizar, así que nos interesa entender al máximo esta capacidad.

¿Qué es la atención?

Podríamos decir que la atención es la capacidad de concentrarnos en algo, sea algo interno o externo y sea de forma consciente o inconsciente.

Nos sirve para filtrar la información, pues, ante una situación en la que recibimos una gran cantidad de estímulos, nosotros solo nos centramos en un número limitado de ellos, los que nuestro cerebro considera los más importantes. De ese modo, les estamos dando prioridad y podemos procesarlos más profundamente que el resto.

Como puedes deducir, algo que la caracteriza es que se orienta a seleccionar, aunque también a distribuir, porque podemos centrarnos en más de un elemento. También sabemos que la atención es algo estable (si no, no podemos decir que prestamos atención a algo), aunque puede variar de un elemento a otro, pero manteniendo esta estabilidad. Por ejemplo, puedes mantener la atención en un tema del temario mientras te lo lees, y alternarla con mantener la atención en hacer un test sobre el mismo.

Prestar atención estudiar

Tipos de atención

Aunque pueden clasificarse siguiendo distintos criterios, seguramente los que interesen más a los opositores sean estos:

  • La atención selectiva: con esta habilidad seleccionas dónde enfocar tu atención y te permite responder a los aspectos importantes de una tarea y no en los aspectos irrelevantes. Así, por ejemplo, puedes conseguir subrayar o resumir, estudiar lo más importante y ser más eficiente.
  • La atención dividida: aunque puedes centrarte en lo más importante, también hay veces en las que hay un exceso de estímulos importantes y tu atención está dividida. Esta capacidad te permite distribuir los recursos hacia una tarea de complejidad.
  • La atención sostenida: es la capacidad de mantenerse centrado en un objetivo sin distraerse. Se la relaciona con dos elementos: comprender correctamente la información y tener autocontrol. Ambos elementos permiten el éxito de este tipo de atención.
  • La atención voluntaria y la involuntaria: estos dos tipos son opuestos y los veremos en el mismo punto. La atención voluntaria se aprende durante la infancia y nos permite centrarnos en algo si queremos, incluso en algo que no nos interese especialmente. Por ejemplo, un temario de oposiciones. Es posible que unas personas la tengan más desarrollada que otras, porque depende de la interacción de los menores con los adultos durante la infancia, y esta varía de unos sujetos a otros. En cuanto a la atención involuntaria, no la dirigimos nosotros, sino factores ajenos a nuestra voluntad. Puede competir con la atención voluntaria si esta no está lo bastante entrenada.

En definitiva, ahora sabes qué tipos de atención están en juego en tu estudio y por qué puedes realizar algunas tareas más fácilmente que otras. ¡Trabaja en mantener estos tipos de atención y revisa nuestro post sobre la distracción!