Es bastante frecuente sentir que estamos estudiando numerosas horas al día, pero no avanzamos lo suficiente. ¿Es tu caso? Si es así, debes revisar tu planificación. ¿Es realista? ¿De verdad una persona con tus circunstancias actuales podría abordar diariamente lo que has planificado? Si la respuesta sigue siendo que sí, debes revisar otros aspectos. Vamos a verlos.
Mejora tu productividad
Es una situación difícil sentir que te esfuerzas al máximo y no rindes. ¿Es que no estás capacitado para estudiar unas oposiciones? Que no cunda el pánico, porque pueden interferir ciertos elementos. Antes de nada, puedes dar ciertos pasos para ver si mejora tu situación.
Lo primero que debes hacer es mantener la constancia en tu estudio. Si has decidido que harás equis horas a la semana, trata de repartirlas de manera equitativa entre los días de la semana y sé constante con ello. No te saltes algunos días y te pegues un atracón de estudiar en otros días para compensar porque no es algo equivalente en términos de eficacia.
La constancia te permitirá ver si tienes alguna duda, cómo resolverla y seguir avanzando o planificar cuándo resolverás tus dudas. Los atracones de estudio no te facilitan esto, por ejemplo, y puedes sentir inseguridad y angustia ante los materiales y tu comprensión de ellos.
También la constancia te va a permitir conocer si estudias mejor en varias tandas diarias separadas o en sesiones más intensas. O si rindes más por la mañana, por la tarde o por la noche.
Al estudiar, observa si para ti es más motivador ir consiguiendo pequeñas tareas sencillas para ver que avanzas o si prefieres atacar primero los huesos duros de roer, para comprobar que has superado algo pesado o difícil y tener mejor ánimo para estudiar lo más ameno. Esto no es igual para todas las personas y elegir lo que encaja contigo puede marcar la diferencia.
Hemos dado por hecho que tienes una planificación hecha. Si esto no es así, no puedes continuar sin ella. Podrás tener metas diarias para enfocarte y no procrastinar, así como delimitar aquellos tiempos destinados a descansar o que, simplemente, no puedes contarlo como tiempo de estudio porque habrá interrupciones.
Además de las metas diarias, tus semanas y meses deben estar estructurados para saber claramente por dónde vas. Deben ser modificables en caso de ser necesario. Y las tareas deben tener un orden según su prioridad de importancia (o ausencia de ella) y urgencia (o ausencia de ella).
Recuerda acompañar todo lo que te hemos comentado de orden y limpieza en tu lugar de estudio. En la medida de lo posible trata de que esté separado de otras zonas, limpio, ordenado, en silencio y ventilado. Usa una buena iluminación también y ten una buena temperatura. Nada te distraerá más que un espacio de estudio poco confortable en algún sentido de los relacionados con lo que te hemos indicado.
Si te fijas, los consejos son muy fáciles de implementar, pero todos juntos suponen un aumento increíble de la productividad. ¡Pruébalos y cuéntanos qué tal te ha ido!