Ya sabemos que las distracciones son un enemigo del estudio, pues casi todos las hemos experimentado en algún momento de nuestra vida. Juegan en nuestra contra, desviando nuestra atención de lo realmente importante, así que no debemos dejarlas campar a sus anchas. Sigue leyendo y averigua cómo evitarlas.
¿Cualquier cosa es mejor que estudiar?
Cuando hablamos de distracciones no nos referimos a aquellos momentos de ocio necesarios en nuestro día a día. Está claro que necesitamos tiempo para disfrutar, no solo porque es imprescindible para que la vida tenga sentido; incluso si nos centramos solo en el estudio de la oposición, sin tiempo libre cada día, no podríamos aguantar la presión ni rendiríamos lo necesario.
Nos referimos a esas pequeñas (o grandes) cosas que pueden desviar nuestra atención del estudio cuando queremos estudiar. Son el móvil, navegar por internet, la televisión, videojuegos, personas a nuestro alrededor… ¡puede ser cualquier cosa! Tanto es así que hasta nuestra propia mente puede ser la distractora.
En ocasiones, algo nos preocupa y vuelve una y otra vez a nuestra mente, interrumpiendo lo que estemos haciendo. En otras ocasiones, simplemente no nos apetece estudiar, no estamos centrando nuestra atención en el temario y nos ponemos a divagar, de modo que nos desconcentramos y nuestra productividad estudiando baja.
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Hacer frente a las distracciones
En numerosas ocasiones hemos hablado de la técnica Pomodoro y es la primera que queremos comentarte para utilizar ante las distracciones. No es que, como tal, impida que te distraigas. Lo que sucede es que esta técnica marca 25 minutos de estudio y 5 de descanso (aunque los tiempos son modificables) y, como sabes que muy pronto tendrás 5 minutos para mirar el móvil, la tele o por la ventana, evitas perder tu tiempo de estudio. Es altamente eficaz para evitar las distracciones voluntarias.
Por otra parte, encontramos las distracciones involuntarias, que ocurren en nuestra mente y nos cuesta identificar y controlar. Es bastante más difícil, pero muy útil, tratar de controlarlas. Al principio solo podrás identificar algunos pensamientos y otros muchos se te escaparán (o los notarás cuando ya lleves bastantes minutos de distracción), pero luego los identificarás en cuanto aparezcan y podrás detenerlos. Además de no distraerte, te servirá para evitar en bucles de pensamiento cuando estés preocupado por algo.
Realmente, evitar las distracciones para mantener la atención en el estudio es algo que depende completamente de ti. Hay muchos factores de la oposición que no puedes controlar, pero este sí, así que te animamos a hacerlo. Cuando pongas en marcha estos consejos tan sencillos, pero potentes, ten presente una cosa: las distracciones a veces nos quieren decir algo. Puede ser que estés muy cansado, que ese tema sea muy difícil, o que tengas el ánimo por los suelos. El caso es que, si detectas que te estás distrayendo demasiado, tal vez deberías analizar qué sucede. A veces, escuchar y atender lo que necesitas puede ser la solución. Por ejemplo, si un día estás muy cansado y no te habías dado cuenta hasta ver cuánto te distraes, tal vez lo mejor sea tomarte ese día con calma, hacer descansos más largos o acabar antes la jornada de estudio. Lo que puede parecer que es hacer menos por tu estudio, tal vez te esté ayudando a rendir al máximo al día siguiente.
No lo olvides, está en tu mano controlar las distracciones y comprender si se deben a algo que tengas que atender.